Iban a desayunar juntos, era el único rato del día que iban a verse. Juana pensó que era un buen momento para hacerle esa pregunta que le daba vueltas por la cabeza. Era algo simple, pero quería preguntárselo, él siempre respondía a las preguntas que tenía acerca de todo. Estaba un poco asustada por el arranque de valentía, pero ésta era fácil.
- ¿Por qué me querés? - Le dijo como si escupiera las palabras, interrumpiendo la historia que Santiago contaba sobre su compañero de trabajo que siempre llegaba tarde.
- ¿Qué? ¿Qué te pasa Jua?
- Nada me pasa. Contestame, ¿Por qué?
- Em... - No iba a admitirlo, pero en verdad no sabía que responder - porque me querés, porque sos hermosa y porque sí.
- Porque sí, me lo imaginaba.
- ¿Qué cosa?
- No sabés, no sabés porqué me querés. Supongo que puedo vivir con eso de que me quieras porque soy hermosa y porque te quiero a vos. Pero, ¿me querés a mi O querés alguien que te quiera, y si es una chica linda mejor?
- ¿Qué te pasa hoy? te quiero como siempre, sos linda, muy.. pero eso no tiene nada que ver.
- ¿Siempre me quisiste o siempre quisiste que te quisieran?
Santiago no podía creer lo que escuchaba. Tenía miedo de que ella tuviera razón. De que siempre hubiera tenido razón y él no se hubiera dado cuenta. Ella, por su parte, al fin lo había comprobado; él no estaba con ella, o estaba con ella, pero no con ella del todo.
- Sabía que era así. Nunca me entendiste. Nunca intentaste entender. Porque te quiero no es suficiente si no me conocés. Yo te quiero por como sos, por todo lo que hay abajo de lo que todos ven de vos, y más profundo que eso todavía. Pero así no, vos me querés porque recibís algo de mi a cambio.
Ahora sí que no sabía que contestarle. No podía creer que eso fuera cierto. No había manera de cambiarlo para su lado. Juana, él la adoraba, pero era verdad, lo que mas le gustaba de ella era la forma en que lo quería y nunca se había preguntado porqué, ni había buscado en las profundidades de la persona que tenía en frente. Recién ahora, desayunando, y después de mucho tiempo se daba cuenta, nunca la había entendido; y no se había forzado por hacerlo aunque el creía que sí.
- Santi, yo te quiero... no pienses que no. Pero no podemos tomar vuelo sólo porque te gusta como te quiero. A veces no me gusta como me querés, y te lo quiero decir. Necesito algo diferente, que vos hagas algo diferente. Quiero que nos sigamos queriendo, pero queriendo de verdad.
- Entiendo, hoy te entiendo, y te quiero.
- Viste, nunca lo entendiste. Voy a llegar tarde al trabajo, chau San.
Tomó el último sorbo de su taza. ¿Qué era bueno y qué malo? Le dio un beso en la frente, y se fue.
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