miércoles, 24 de octubre de 2012

De vuelta

Nunca entendí bien porqué, pero siempre que me voy de viaje a algún lado espero el momento de volver. A veces irme muy lejos no me gusta, me siento ajena a todo lo que me rodea, de paso por todos lados. No es que me guste volver, es más que nada que necesito volver. Volver no sé a donde, porque nunca me siento de ningún lugar. Tal vez nací en el tiempo equivocado, tal vez el mundo tiene demasiado de todo y a mi con menos me alcanzaba. Siempre pensé que no necesito estar en ningún lado para estar conmigo, que me llevo siempre a donde voy, pero volver me hace sentir diferente, de vuelta.

sábado, 20 de octubre de 2012

Mal sueño

Anoche soñé que estaba de viaje con algunas personas que yo conozco pero no se conocen entre sí. Uno de ellos robaba un auto muy caro que estaba en muy mal estado, y manchaba de pintura plateada a todo el que se acercaba. Con el auto planeábamos volver del viaje, pero andaba como fuera de control, y por eso empezaba a perseguirnos la policía. La persona que lo manejaba no tenía registro, y teníamos que llegar rápido a mi casa para ir a no sé dónde. Yo me la pasaba todo el viaje enojada y gritando desesperadamente. 
Finalmente llegábamos, las puertas de mi casa estaban tapiadas, estaba todo oscuro y medio en ruinas; y nosotros estábamos, de repente, todos vestidos de gala. Yo tenía un vestido largo con brillos plateados pero estaba muy despeinada. Un par de personas se esfumaban en el aire mientras entrábamos a mi casa, y mientras tanto la policía no dejaba de buscarnos. Nos habían seguido todo el viaje, pero a nosotros solo nos importaba estar listos a tiempo para la fiesta. Intentaba ponerme rápido unos aros enormes de diamantes y unos zapatos igual de brillantes, con un taco altísimo, mientras me apuraban para salir a hurtadillas sin que la policía nos viera. Yo peleaba histéricamente, me negaba a entrar de nuevo a ese auto destrozado, porque además de que iba a ensuciarnos a todos de pintura, los policías iban a reconocernos enseguida y así nunca íbamos a llegar. Nadie me hizo caso, y salimos entonces. Sacamos algunos tablones de la puerta y nos mandamos al auto, arrancamos enseguida y como nos vio la policía, intentamos perderlos yendo a una velocidad que todavía me da vértigo. En ese momento sentí una adrenalina espantosa y punzante, una desesperación y la pregunta que me salía era ¿Por qué a mi? ¿por qué todo esto? En ese instante me di cuenta de que era todo un sueño, porque en la vida real nunca había sentido esa angustia tan horrible, no había fiesta a la que llegar, ni vestido, ni aros de diamantes.

Me desperté, encendí el celular, y anoté el sueño en mis notas. Siempre que me despierto a mitad de la noche anoto mis sueños porque quiero recordarlos a la mañana siguiente. Quiero recordarlos a todos porque son cruentamente reales y muchas veces perturbantes. Y todas esas cosas horribles que salen de mi mente tienen que significar algo en la vida real, estoy segura.
En este contexto puede cobrar sentido que yo sueñe también con ser un poco mala. A veces ser transparente, sincera y algo así como triste-compasiva puede ser el peor castigo de una persona. Si a mi me hubieran regalado un poquito de maldad adentro de un salero quizás podría condimentar mi vida de otra manera. Ser tan obvia y siempre tolerante, comprender y aceptar, querer tender una mano y que mis únicos conflictos con los demás surjan cuando me equivoco "sin querer", por favor, eso si que es aburrido. ¿Será por eso que en mis sueños pasan todas las cosas espantosas que en la realidad no existen? Si pudiera contar cada uno de mis sueños y elegir una partecita de cada uno para vivir mi vida sería más bien un despropósito.

Quiero dejar de escribir sobre mi como si yo fuera el centro del mundo. Para eso primero necesito dejar de soñar con ser muy mala, porque la clave de correrme del medio es ser un poco más buena conmigo. Soy el único lugar en el que dejo ser a la maldad. Y en realidad lo que quiero es que mi vida sea un despropósito.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Y entonces suspira

Una cosa que me gusta mucho es reírme, reírme y sonreír: Siempre me pareció algo estúpido pero a la vez estupendo, inevitable, y un acto capaz de curar casi cualquier mal. Por otro lado me pasa que odio reírme. Me río demasiado, y de cualquier cosa. Me río en situaciones inadecuadas, y por los motivos equivocados. Cuando tengo vergüenza, cuando estoy nerviosa, cuando no sé qué decir, me río. Y tampoco me gusta cómo se me pone la cara cuando me río. A la mayoría de la gente le pasa que se deforma cuando se ríe, en lugar de ponerse más linda por la liberación de endorfinas. Pero a mi particularmente me molesta la forma que toman mis cachetes y mis ojos cuando me río. Sin embargo no dejo de reírme, y por eso lo odio, y por eso me gusta; porque es genialmente inevitable y soy esclava de mi sonrisa, que es lo mejor que tengo.
El problema de la cuestión reside en que así como me río hago reír a los demás. Y no me importa que la gente se ría, la mayoría de las veces hago que se rían de mi. Yo soy el chiste que les cuento, y no sé porqué se ríen de mi, no es gracioso reírse de la gente. A mi me molesta mucho que rían de mi, pero me encanta que me digan que soy genia porque se ríen de mi elocuencia, aunque yo sea la circunstancia y no me cause nada de gracia. Cuando tengo un problema y alguien se ríe, cuando digo la cosa más triste de manera graciosa, cuando me creo que se ríen de mi persona y que soy entera un chiste, ahí de verdad ya no es gracioso. 
Hay cosas que no son risas que también hacen que yo parezca un chiste. Como lo que pasó hoy. Cuando el día ya venía terrible a mi se me ocurrió hacerme la graciosa, porque soy realmente graciosa, y me puse a revisar los perfiles de la persona que más se río de mí con y sin mi permiso; y plaf, sentí esa miseria que sentís cuando no te sentís nada. 
Porque aunque me traten de exagerada, para algunas personas yo soy un chiste y para otras soy nada. Así yo no puedo reírme, por más gracioso que me resulte todo. Porque de verdad muchas veces siento que la vida se ríe de mi. Cuando me pongo seriamente en ridículo con alguien a quien veo a diario. Cuando le sigo el paso a un desconocido aún cuando me puso una barrera adornada con girasoles, cuando vuelvo una y otra vez al pasado para comprobar que era malo y aburrido, pero volvería mil veces más. Cuando pienso que merezco que la vida se ría de mi porque soy un chiste, en realidad el chiste lo tengo en la cabeza.
Es que el día que aprenda que los chistes son de la boca para afuera, y que mi vida es de verdad y no es solo graciosa; ese día tal vez todo se transforme y reírme no va a ser una sensación tan fantástica y punzante a la vez. No sé cuando va a llegar el momento, pero mientras tanto les doy permiso para que se rían, pero que al menos uno se ría conmigo, así tengo con quien reírme.

martes, 16 de octubre de 2012

Sistema solar.

Si el invierno
te es muy largo
yo puedo acortarlo.
Si te gustan los planetas
yo te los llevo
a tu puerta.


jueves, 11 de octubre de 2012

Lejos de averiguarlo

No sé a donde espero llegar. No tengo la menor idea de si lo que pasa tiene o no razón de ser, o mejor dicho, si es que pasa algo o no pasa. No sé si exagero, ni sé si debería exagerar un poco más. No sé que estoy haciendo, o si creo que hago cuando en realidad estoy hundida en las profundidades del sinsentido. No sé si es que estoy aburrida o que acá con vos tengo algo de verdad. No sé porque me siento tan estúpida, y por qué se me nota tanto que hasta vos, cuando te miro, te das cuenta y me mirás, pero por los motivos equivocados. Si me siento como cuando era chica y mis sentimientos eran un secreto de estado nunca confesado, no sé porqué le presto tanta atención a estas emociones. No distingo la linea que divide un no definitivo de la posibilidad de volver a intentar. No sé que significa tu presencia, no sé qué significo yo. Es como un juego que no quiero parar. ¿Será que mi vida está tan vacía que la lleno de fantasmas, o no me pasa a mi sola que no me aburro de jugar? Sé que te miro para que me mires, y me mirás, pero no sé cómo me miras. Si estás observando o solo me ves de lejos como quien ve pasar autos, colectivos y camiones. No sé porque te miro si ya me dijiste que no te mire. No sé que estoy mirando, si encima miro a través de un conjunto de gases fluorescentes. No sé porque sostengo esta idea que ya fue derrumbada sin ser siquiera. No sé, pero otra cosa no me sale.