miércoles, 23 de noviembre de 2011

De que cosas pienso acerca de mi

No me vengan con boludeces. Ni optimista, ni alegre, ni ilusa, ni que ocho cuartos. Bueno, ilusa sí, pero a ninguno de ustedes le interesa como soy, ni siquiera lo saben aunque se atribuyan conocerme. A mi no me importa que lo sepan tampoco, si no saben por algo será.
¿Para que carajo me busca la gente si lo que tenga para ofrecerles no va a servir para una mierda? Estoy cansada del "bueno pero vos porque tal cosa", "vos porque tal otra", "vos porque te va bien", "vos porque sí". ¡Cállense! ¡No me hablen! No me banco que la gente me hable acerca de mi, vayanse a hacer sociales con otro, no tengo nada que les sirva, no me hagan creer que sí, chau.. Yo porque nada, no me sale todo bien, NO!
Me estoy por recibir y no me emociona. Mi trabajo no tiene NADA que ver con mi carrera, y me cago en que trabajo 4 horas y cobro mucho más de lo que mi labor amerita. Me va como el orto en cuestiones afectivas, siempre. Me quedo dormida siempre y en todos lados. Soy más desorganizada que todos los miembros de la Asociación de Sujetos Desorganizados, juntos. Apruebo sin estudiar, pero también desapruebo y mis notas son una mierda, además tengo que hacer el doble de esfuerzo para dar un final por no haber hecho un carajo antes. Dejo todo por la mitad, pero todo. Y, no se que carajo voy a hacer ahora que termine la carrera y siga siendo tan yo y tan poco licenciada, como siempre. 
¿Ven? ¿Ven cuántas cosas me salen mal y me molestan? Podría seguir enumerando. Mi sonrisa, si quieren decir que siempre tengo una sonrisa, aunque disiento, se debe a que me cago en todo eso. Estoy viva, y me basta para no padecer sin parar. Y sí, me cago en todo porque creo que soy lo menos. Sobre todo me cago en que cada vez que intento transmitirle algo de mi a alguien, termino quedando como una autodeclarada super heorina insoportable y provoco que lo único que quieran los demás sea sacarme de su vista y tengan algo de compasión para conmigo; por lo mal que me sale todo y lo mucho que, aparentemente, le sonrío a la vida. Ponele que yo la paso tan mal como vos, pero ocupo el espacio de mi cabeza con cosas mejores, menos relevantes, pero menos insufribles también.
Olvídese cualquier persona, empezando ahora,  de osar hablarme de mi optimismo, mi sonrisa, mi alegría y todas esas forradas a las que no soporto poseer. La vida es una mierda pero vamos a hacer que sea linda, como sea, aunque no sepamos nada, aunque hagamos todo mal, todo el tiempo. Si al final nada de todo esto es importante de verdad, ¿Qué carajo nos queda sino?
Que asco, que optimista y fracasada soy. Viva la vida.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Para que sepas

No se cual es el límite. Qué cosas pueden decirse abiertamente y qué otras no. Acabo de decidir que eso ya no me importa. Estuve una hora escribiendo en pequeños e inútiles papeles. No me sirve escribir si nadie lee, si en realidad escribo cosas que no digo para que no se ahoguen adentro mío. Así que, aunque mis palabras tengan un destinatario, las dejaré flotar en este espacio. Estimo no muchos de ustedes las leerán, el texto será largo, aburrido, y ajeno a sus vidas. Pero quedaré conforme al publicarlo. Palabras que salen de mi cabeza para ocultarse en papeles guardados no salen de mi cabeza. Quizás así tampoco, pero no van a estar solo conmigo. Además ustedes, si es que existe algún ustedes, no saben de quién hablo, y ese "quién" probablemente jamás lea y si lee no me lo hará saber. Así que es lo mismo, y voy a detener ahora esta innecesaria introducción.

Tengo, tenemos, claro que yo puedo vivir sin vos. Lo se, estoy segura de eso. El tema es que esa nunca fue mi intención. Intentarlo, digo, eso de vivir sin vos. No es tampoco que fueras tan especial, yo no quiero que seas para mi nada que yo no sea para vos. Podríamos haber llegado a algún lado razonable. Ni tanto, ni tan poco, algo juntos, lo necesario, lo suficiente. El problema fueron las cantidades, las desmedidas cantidades de todo.
Mis miedos, tu impulso, nuestras ganas (siempre a destiempo), mis esperanzas, mi afectuosidad, tu nada, mi todo, la indiferencia, tu exageración (y la mía), mis ganas de salvarte de no se qué, tus pocas ganas de ser salvado, tus miedos, la culpa, todo lo demás, y tu nada, de nuevo.
Aunque parezca que no fue nada, porque, quizás, técnicamente no lo fue; es tanto todo que las desmesuras nos taparon hasta que nos hundimos, simulamos salir a flote, y volvimos a caer en nosotros. Caer, en verdad nadie cayó. Yo, aunque sea, ya no tengo esa sensación de asunto pendiente. Vos, no se, nunca lo supe. No porque no lo viera en tus ojos, que poco los vi, sino porque nunca lo dijiste. Estimo que eso es todo, que no puedo esperar aunque sea un "adiós" de verdad, porque de tres idas solo una fue avisada, y ninguna fue vuelta. Aunque tampoco fueron idas, porque acá estás, aunque no estés.
En serio, nada es tan grave, pero no entiendo, no voy a entender tu bloqueo, esa barrera, el otorgarme tan poco lugar para lo que fuera. Culpa, o el hecho de que yo "esté loca", no son excusas. Entre el "nadie me entiende como vos" y el "si te portás bien" hay un abismo al que, creo, prefiero no descifrar. Es que si lo hago, me encuentro de lleno con que de verdad tenés problemas y serios. O tal vez sucede que sos un reverendo hijo de puta, que no podés mirar mas allá de vos y tus pelotudas penas, y tu fucking pasado al cual añorás cada día de tu vida para no transitar el hoy. Entonces, vivís pensando que provecho podés sacar de los demás, si no vas a tener otro remedio que vincularte con quien se te acerque.
"Y no importa si hace tiempo vos lloraste por mi, te voy a decir que estabas loca para que te avergüences y me escuches, sin tener que disculparme por ser un conchudo, te voy a contar mis problemas, voy a confiar en vos, y cuando se me pase voy a procurar que no quieras volver, y si volvés, voy a ignorarte porque ya no quiero que me escuches o me banques, no te necesito."
Mis esfuerzos están puestos en pensar que no sos así, digamos, parece que lo sos con todas tus fuerzas y ahí reside el porqué de tu culpa. No importa casi nada cuanto nos toquemos, hasta ahí me pareció bien. Ahora, esa vil manera de abusar de mi disponibilidad para confiarme la miseria de tu vida y obligarme a que no intente hacer nada por ella. Es el acto más horrible que jamás alguien hizo por mi, tenés el honor.
Esa es la cuestión, puedo vivir sin vos, puedo, de hecho creo que es un alivio. De todas formas no lo hubiera elegido, no por ahora. Me doy la cabeza contra las paredes muchas, muchas veces antes de resignarme a perder. Pero no sirve de nada, no soy la Mujer Maravilla, y nada queda por hacer con vos.
Una vez me dijiste que querías eliminar casi todo lo que habías vivido en tus últimos años (insisto, nada es tan grave), pero también dijiste que yo quedaba "del lado de lo bueno, de lo no dañino, de los no me arrepiento". Nunca entendí tus señales, creo. Más bien, nunca fueron señales sino palabras escupidas al voleo. Si hubieras pensado un poco más... demostraciones (falsas?) de afecto, invitaciones, promesas, cosas que nunca hiciste; además de cosas horribles que no mencionaré pero no consigo desterrar de mi odiosamente hábil memoria. El caso es que lamento, de verdad, no poder decir lo mismo de vos. Que sos un recuerdo de los lindos, o que sos más que un recuerdo. Es mi culpa no haber dejado de pasarla mal todo el año, pero decididamente, es la tuya no haber frenado esto a tiempo, o lo que sea. Un no (o un sí) hubiera cambiado todo. Pero un no de verdad. Un maldito pase de salida que demostrara que no sos un hijo de puta sino que simplemente no sos para mi ni yo para vos. No cambia nada que ya esté implícito entre nosotros hace tiempo. Decirlo sería dilapidar de una vez las señales confusas, hacerme sentir menos insignificante e incluso hasta ahorrarte un problema. Pero no, nada más que silencio, y al silencio lo interpreto yo, como quiero, como puedo.
Una parte de mi me dice que me equivoco, que en realidad sí hay una parte tuya que se acuerda de mí y también se equivoca. Que no es solo tu debilidad, o agrado, o piel, o que carajo. Y no es que esté volando muy alto o deseando de más, para nada creo en mi. No me siento irresistible ni, mucho menos, indispensable. Es que de verdad no se me va la sensación de que una parte de vos no piensa como vos, y ahí estoy yo, con algo de lugar, archivando tus recuerdos viejos.
En el caso de que esta teoría fuera, cierta me gustaría que pudieras hacérmelo saber, aunque sea para saberlo y nada más. Pero como se que no, que no lo harías, porque ni siquiera me obsequiaste un "cómo estás vos?" cada bendito día que te escuché lloriquear, me quedo con la idea de que no soy nada y así el mundo conserva su equilibrio.
Aunque puedo vivir sin vos, se que puedo, yo lo hubiera desequilibrado todo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Pasada

Es cierto que todo pasa. Yo creía que las cosas permanecían. Alguna vez todo me pareció eterno, pero casi nada es eterno. Que las cosas permanezcan solo a veces depende de mi, y algunas cosas no tienen que permanecer, se extinguen, aunque intente que suceda lo contrario. Y yo siempre intento que suceda lo contrario. No me gusta que casi nada sea eterno, entonces intento que suceda lo contrario, hasta que me sangren las yemas de los dedos de intentarlo, aunque no tenga sentido; porque no creo eso de que la gente pueda ser pasajera, no me gusta nada hacerme a esa idea. No me gusta la idea de ser pasajera para los demás, que me bajen de su tren. Yo los llevaría a todos conmigo. Pero si no me eligen yo no puedo elegirlos, que injusto es. Se van amigos, te vas vos, se van todos. Todo cambia y yo permanezco, siempre, no se, ¿para qué cambiar? Si me siento bien así, en este viaje, ¿por qué la vida me obliga a cambiar y no permanecer? Y no me queda otra, no puedo solamente permanecer porque nada permanece, nadie permanece. Permanezco sola, tanto que dejo de pertenecer, y permanecer ya no tiene pertinencia.
Por eso los recuerdos no sirven. Guardan cosas a las que hay que dejar ir, soltarlas para poder vivir y fabricar nuevos recuerdos a los que más tarde va a haber que soltar de nuevo. Los recuerdos nos retienen en lo que no permanece y nos nublan el entendimiento. No nos dejan ver que todo es pasajero, y que lo que ya no es no sirve. Nos dejan quietos en el pasado, esperando que algo sea eterno. Pero casi nada es eterno, nadie permanece, de a poco todo se extingue. Aunque mis recuerdos, aunque yo intente lo contrario.

Necesito que alguien me saque estas raíces de los pies, yo no quiero permanecer sola. Y sigo recordando cada palabra tuya, aunque fueran todas pasajeras, aunque estuvieran vacías de contenido. Quiero que alguién me suba a su tren porque del mio todos se bajan. Insisto en la idea de permanecer.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Retrocedo

Cinco minutos. Cinco minutos para decirte en la cara cómo y porqué te quise. No se de que manera, pero te lo diría. Puedo jurar que te tambalearías y tus ojos se perderían en los míos gritando que sí, cuando de tu boca salga un no que elija la estabilidad.

Retrocedo veinticinco millones de pasos y más.