Manejo la teoría de que lo que uno es, lo deposita en el otro por medio del contacto. Un contacto especial, ese en que se intercambian las almas por un rato, una mirada, un roce, algunas palabras, de esas que resuenan profundo. El camino se puso un poco sinuoso.
Siento que logré mi cometido, y algo de mi se quedó en vos, aunque solo lo vea yo. Siento que logré mi cometido, pero a cuestas de mi cometido, y perdí todo lo que se quedó con vos. Me quedé con los restos de nuestras miserias, y casi solo con eso. Necesito ese algo de mi que tenés vos, de nuevo conmigo.
Es que no se desde cuándo miro películas buscándome en las emociones de personajes inventados, no se desde cuándo me quejo tanto, desde cuándo soporto tan poco a la gente; y menos que menos, no se tampoco desde cuándo tengo tantas ganas de mostrar lo peor de mi.
Que no sabía que mi cometido era mucho mas chico que lo que en verdad sucedía. No porque fuera una gran historia, sino porque dibujaste el primer manchón de tinta negra en los manuscritos de mis días; y lo hiciste con los tuyos. Cumplí mi cometido y pagué otros platos rotos. Me quedé sin contacto y se me terminó la nafta casi antes de arrancar. Y lo perdí yo. Tal vez tenía que perderlo, o nunca lo tuve; y fui demasiado ilusa en un segundo comienzo, con la vista libre de manchones negros en ese entonces.
Tiempos diferentes; idiomas iguales, diferentes; ideas diferentes; momentos diferentes; síntomas iguales; miradas diferentes. Creo que siempre tuve razón y, recién ahora, veo que nunca debí dejar de creerme; mucho antes de lo que me creí este último tiempo; mucho antes de eso, mucho antes de que vos fueras vos; recién ahora, mucho (no tanto) después de vos.
Y sin embargo sigo pensando en eso del contacto, y tu mirada.
1 imaginantes:
Que suerte que igual sos tannn vos. Te quiero tanto!
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