viernes, 6 de enero de 2012

Mi mundo

Una vez caminamos una cuadra de la mano. Una sola, la única en toda una historia que no quiere ser una historia. Seguro vos ni te acordás de eso, digo, de nada. Yo sí recuerdo que en ese entonces no significó nada para mi, o al menos eso creía, porque no sabía que iba a pasar después.
Nunca pensé que casi a un año iba a recordar así, de la nada, ese detalle insignificante mientras intento convencerme de que ya no me importa. Y de un momento a otro pienso que quiero de nuevo tu mano. La quiero para sentir que vos también querés mi mano, para sentir que no todas mis palabras caen al vacío. De verdad, no necesito demasiado, tu mano, una mirada, no mucho más.
Voy a quedarme quieta, inmóvil, un instante, y voy a pensar que el mundo también se quedó quieto. Que el tiempo se quedó corriendo solo, y que yo salgo a buscarte. Y que estás ahí, inmóvil también, y me recibís, porque de verdad estás, porque nunca estuviste tanto como en esa cuadra, aunque no hubiera sido nada verdaderamente especial. Mi mano tenía tu mano, tu mano tenía mi mundo aunque ninguno de los dos lo supiera, pero lo tuvo solo una cuadra.

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