lunes, 28 de julio de 2014

No significa nada.

Quizás porque nunca había aprendido como querer, nadie le había enseñado los pasos a seguir para cuidar una planta y que creciera fuerte, o que al menos creciera. Sus relaciones, si podía llamarlas así, habían durado lo que un suspiro, de esos bien profundos y sentidos pero cortitos, porque los pulmones tampoco guardan tanto aire. Enseguida le costaba respirar y tenia que huir corriendo como podía de los monstruos que ella misma se creaba.
Un beso no se le niega a nadie decía, y entonces besaba. De a poco su lema se fue deformando, porque mientras no tuviera que decir te quiero podía ofrecer lo que fuera que el otro que tenía en frente quisiera de ella. - Para mi un te quiero es mucho más groso que cualquier otra cosa que pueda hacer con cualquiera, por eso no me importan sus malditos pasos a seguir - decía primero. - ¿Querés que te diga? Ésto no significa nada para mi, vos porque siempre cogés con el mismo, si no hay amor no significa absolutamente nada - completaba enseguida. Y en verdad creía lo que decía, porque no sabía que eso adentro suyo que siempre estaba vacío podía llenarse de algún modo.
Cuando alguien le interesaba más de la cuenta su estrategia era la peor de todas. Empezaba por lo que mejor le salía, porque pensaba que quizás con el tiempo podría mostrar quién era además de qué cosas había aprendido a hacer, y de repente todo podía cambiar. Como si las secuencias que ella misma digitaba fueran a permitirle expresar algún tipo de emoción o sentimiento sin arruinarlo todo.
A veces se cansaba de tantas caras con la misma expresión de ausencia, había facciones que no conocía porque nunca le habían hablado de amor. - Es una responsabilidad tan grande querer, a veces prefiero hacer el trabajo que conozco y me salvo de tener que cuidar de la vida alguien más - intentaba convencerse. Pero en el fondo más oscuro y prohibido de su mente una voz que casi no reconocía le pedía encarecidamente que se animara a querer bien, que lo intentara, que dejara de engañarse y engañar, que encendiera la luz. No, aún no era tiempo de escucharla. Apenas pudo la encerró y perdió la llave entre algunos labios con los que sabía, lo más probable era que no se volviera a cruzar. Todavía no sabe cómo.

0 imaginantes:

Publicar un comentario