Nace el día y florece el bien, mientras que la noche oculta al mal pero está repleta de placer. Encargate, en primer lugar, de que el día te canse; y que la noche te atrape, te lleve al éxtasis, pero te de miedo y no te deje salir. Porque si hay sol todo es perfecto, pero la perfección es agotadora. Hacen falta, por eso, los días oscuros. Es que si llueve o hace frío vas a tener más ganas de morir que de caminar.
Si te preguntan cuáles son tus sueños deberías poder responder que ninguno, porque tu mayor sueño es no tener ningún sueño para no conocer jamás lo que es la desilusión. Querés saber de todas las cosas que existen y vivir todas las experiencias para saber que sabés todo pero no quedarte con nada, porque quedarse con lo que sea es demasiada responsabilidad. Por eso tampoco te vas a quedar con nadie que se acerque lo suficiente como para comprometer tu realidad, porque cargar en tus brazos la vida de alguien es, en serio, demasiada responsabilidad. Tenés la certeza de que las responsabilidades son lo peor que existe, por eso es más fácil ser la persona que siempre puede fallar. Aunque conozcas casi todas las cosas que existen y sabés que podrías hacer magia con tus manos y tus ideas, mantené siempre el perfil insolvente y que no se corra la bola de lo que valés, porque podrían llenarte de compromisos que no deseás. Nunca busques el éxito porque es mucho más fácil encontrarte con el fracaso, con ese ni siquiera vas a tener que forzarte.
Y si ocasionalmente tenés un día bueno alegrate y hacé quilombo, gritá y que se sienta en un radio de al menos tres quilómetros. Porque cuando se te pase, el descenso va a ser tan horrible que vas a arrepentirte de no haber aprovechado lo suficiente el instante cielo que dejaste pasar por miedo a que después vivir contento se convirtiera en una nueva responsabilidad.
Esto último, escuchame bien, es lo más importante de todo. Nunca escuches a alguien que quiera venderte un gris. Quedate con la certeza de que no hay más que día o noche, ilusión o desilusión, responsabilidad o libertinaje, éxito o fracaso, Felicidad o tristeza, ganar o perder, blanco o negro, nunca un color. Porque, ¿sabés qué? El día que alguien te haga levantar la mirada y te muestre otras opciones te vas a dar cuenta de que nada es tan absoluto y no te va a quedar otra que crecer. Y cuando crezcas nada de lo que creías podrá seguir siendo cierto, porque tu mundo te va a quedar chico, ya no vas a tener lugar. Vas a querer ofrecer tu vida a otros y hasta cambiar sueños por intentos. En serio, nunca mires a quien te ofrezca grises a menos que estés listo para salir de tu cuartito de verdad.
0 imaginantes:
Publicar un comentario