sábado, 19 de febrero de 2011

Otoño

De repente su mente se trasladó a otro lado, ahí no era febrero. Tenía una bufanda pero no hacía frío. No había sol y las hojas pintaban todo con matices de marrón. Hacía un par de días que lo había pensado. Otoño era una de las palabras mas tristes que conocía. No es que sonara mal, es que algo le faltaba. Tal vez podía ser el significado. En realidad no sabía qué quería decir. Cambiaba el clima y las hojas se caían, se morían; nada mas que eso. Tampoco entendía a la gente que prefería el invierno, lo único que le gustaba de él era que juntara dos i en una sola palabra. De última, en invierno hacía frío pero legalmente. De julio a septiembre todos estábamos abrigados, acostumbrados a estar mas lejos de rozarnos la piel.
Pero no, algo del otoño no le cerraba. Sin previo aviso se desplomaba todo. Adiós al clima despreocupado, a clima soleado, al clima tranquilo, al clima de mejor juntos, al clima de todo. Por ahí era eso. El otoño venía solo, sin que nadie lo invite, sin invitar a nadie. Venía, dejaba a las hojas caer, marchitarse; al verano terminar, lo dejaba en el olvido. Venía y le faltaban letras que lo hicieran mas agradable; una a, una e, una i.
Claro, una i de verdad. Algo de la ñ hacía que dudara de la integridad del otoño. La ñ era especial, la ñ seguro se creía especial, y el otoño muy diferente. es que el otoño tenía una especialidad, hacer que las cosas cumplieran su ciclo, y tenía una ñ también.
La ñ era lo que menos le gustaba del otoño. Es que no era mas que una mentira. Sonaba como la i, pero tal i no existía, ¿eso era lo que la hacía especial? Creía que estaba acompañada, pero no; la ñ estaba sola y creyéndose especial.
Cada idea sumaba más a la teoría de que otoño era una palabra muy triste. Y cuando estaba triste, las cosas le parecían mas tristes; pero sabía que lo que sentía por el otoño nada tenía que ver con ese tipo de tristeza. Era un sensación particular, diferente, esa que se te contagia pero no es tuya. La que te viene cuando en tu mente repetís muchas veces palabras tristes.
Decidido, otoño era la cuarta palabra mas triste, después de angustia, lágrima y tormenta. La ñ, bueno, estaba muy sola, ciega y lejos de encontrarse con la o del final del otoño. Las hojas cayendo y las nubes tapando la luz del sol completaban el argumento. No tenía nada que ver el clima en realidad, el problema era  más bien la palabra. El problema era sentir otoño.
Abrió un solo ojo y tuvo que cerrarlo de nuevo por el reflejo del sol de febrero. Pero muy en el fondo sabía que la ñ era la mayúscula de su otoño.

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