Era cierto que los besos no tenían fecha de vencimiento.
Compré demasiados y no se como darles uso ahora, porque no son universales.
Es obvio que nada de lo que escribo es ficción ¿no?
Maldición, ¿en qué momento me volví tan crédula?
¿Cuando empecé a tener tantas cosas que decirle a nadie, que tuve que empezar escribir en papeles borradores mis pensamientos más pensados para plasmarlos en la nada internetistica?
Nunca me sentí tan normal como ahora, y resulta que es lo que menos me favorece al final.
Anestesia o nuevas sensaciones a la cuenta de diez! (fui buena en no decir tres nada más)
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