Una vez leí en algún lugar una frase simple pero fantástica "figurita repetida no completa el álbum". Evocando el recurso de la metáfora, la simpática frase hablaba de no volver a cosas viejas, figurirepetear situaciones, momentos, personas.
De verdad quise que me interesaran otras figuritas, pero en el fondo siempre estás vos. Intenté fijarme en otras caras, en otras vidas. Quise que me interesaran otras cosas, convencerme de que tu mundo no era para mi.
Siempre creí que tu mundo era demasiado oscuro, de hecho lo era. Había olvidado que era lo que me gustaba de vos. Era eso de pedir ayuda en silencio, de mentir anhelos para disfrazar el vacío. Estaba segura de que detrás de todo ese disfraz de mala persona había alguien que sólo quería que lo quisieran.
Yo quería ayudarte, no sé a qué, pero estaba dispuesta. Quería hacerme cargo del vacío. ¡Que ilusa! Creer que iba a poder hacer algo con vos cuando nadie antes lo había logrado, ¿por qué iba a ser justo yo? Supongo que te creí todas esas palabras de mentira, las creí todas y quise hacerlas mías. Quería que quisieras que te quisiera.
No creí que esto pudiera pasarme a mi, digo, pasarme de verdad. Esto de mirar a otros y verte a vos. Seguir mirándote y pensar que cosas te diría. Imaginar las respuestas que nunca escuché de tu boca, tu boca, cuando vos en realidad no sos nada. Nunca fuiste nada.
Mientras más firme se vuelve esta idea de que no sos nada pienso, yo nunca había querido que alguien fuera todo. Aún hoy, no quiero otras figuritas.
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